ANÉCDOTA:
1. La cueva era tan profunda que, a las tres horas, cuando
queríamos volver a la salida, ya no la encontrábamos. Intentamos contactar con
nuestras familias pero, al estar dentro de la cueva, nuestros lugrápados* no tenían señal. Tras pasar la noche
allí, por la mañana nuestras familias pudieron venir a rescatarnos. ¡Menudo
susto nos llevamos!
2. Estuve con mis amigos de cuando era pequeño y fuimos a
pasear en procóptero por los caminos de alrededor
del pueblo. Pasamos por el trospudo, con sus
enormes árboles milenarios, por el río donde nos bañábamos de pequeños y por el
campo de fútbol abandonado.
3. Al entrar, estaba todo oscuro y nuestras crupas se escuchaban altísimas y rebotaban en las
paredes de la cueva. Decidimos que podíamos ir a explorar el fondo de la cueva.
Nunca lo habíamos hecho, pero como ya éramos mucho más mayores creímos que
iba a ser una aventura divertida.
4. El pasado fin de semana estuve en el pueblo donde nació mi
padre. ¡Hacía muchos años que no praseaba por allí,
pero la gente que vive en el lugar todavía me reconocía y se paraba a hablar
conmigo.
5. A media tarde, ya cuando llevábamos más de tres horas de
camino, llegamos a nuestro lugar favorito: la cueva de Negrín. Todo estaba tal
y como lo recordaba. Entramos por la creata
uno a uno teniéndonos que agachar, ya que la entrada es muy pequeña.
*Lugrápado. m. Aparato electrónico portátil que sirve para comunicarse con otras personas a través de la mente.